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21.3.08

Con la muerte en los talones (1959).
Una confusión a vida o muerte


¿Puede una película ser tan absurda como genial? Con la muerte en los talones (1959) es uno de los resultados más claros de este extraño cóctel. Hitchcock parte de un argumento plenamente surrealista: un vendedor de publicidad (Cary Grant) es confundido con un agente del gobierno por parte de unos espías que harán todo lo posible para acabar con su vida. Lo secuestran y, cuando consigue escapar, el publicista no es capaz de encontrar a sus captores.

Nadie sabe muy bien en qué género encuadrar este film. Podríamos decir que es una película de intriga y nos equivocaríamos. Podríamos meterla dentro de la comedia y tampoco sería correcto. Se acerca a la parodia de las cintas de espionaje, pero no es una de ellas. En definitiva, combina esta serie de ingredientes para obtener un sabroso resultado.

Los espectadores que no la hayan visto la reconocerán porque hay escenas que ya forman parte de la cultura visual general. Por ejemplo, la surrealista situación en la que Cary Grant trata de escapar de un avión de fumigación que trata de matarlo. Si a esto le sumamos que la escena está situada en medio de la nada, donde el aeroplano no tiene nada que fumigar ¿qué pintaba allí?- la dosis de irracionalidad llega a límites insospechados.

Tal vez haya películas que, con tal dosis de surrealismo, el espectador se sentiría un estúpido al otro lado de la pantalla. No es el caso por una sencilla razón: el responsable de tejer todos los hilos fue el inmortal Alfred Hitchcock.

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