
Considerada como una de las mejores películas de la historia, Alfred Hitchcock nos atrapa una vez más en un universo obsesivo y de suspense de un modo en que sólo el maestro sabe hacerlo.
Hitchcock parte de un argumento sencillo: el amigo de un agente retirado (James Stewart) le solicita a este sus servicios para vigilar a su mujer. Y, a partir de ahí, todo se enreda para catapultar la mente del espectador hacia una espiral de incógnitas que realmente producen vértigo.

La película fusiona la intriga con una historia de amor, personificada en el detective que se niega a perder a su amada (Kim Novak) a pesar de que sospecha que ella está muerta.
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