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28.2.08

Perros de paja (1971).
Cuando el dolor se convierte en placer


El escenario, un pequeño pueblo escocés, es donde Sam Pekinpah decide situar a un variado elenco de personajes que hacen las delicias de cualquier espectador que no esté dispuesto a presenciar precisamente paisajes de moralidad.

Los vecinos son borrachos, maleducados y maleantes. Y, en medio de ellos, se alza la figura del siempre inspirado Dustin Hoffman. Un hombre cuyos valores vitales no están cortados a la misma medida que la de los hipócritas vecinos que lo rodean. Al principio, el protagonista intenta mantenerse fijo en sus convicciones pero no es algo fácil cuando el mundo en el que vive no le corresponde.

Durante el desarrollo de la película, se hace difícil no pensar en un punto de inflexión, donde poder explotar. La violencia en las escenas de Perros de paja se distancia de tantos otros films por no ser tan gratuita.


Deberíamos destacar infinidad de cuestiones de Perros de paja, pero de quedarme con una, elegiría la escena de la violación. La actitud de ella es desconcertante y ambigua. Al principio se niega con toda su energía. Es una acción que atenta contra su dignidad. Sin embargo, conforme se va consumando el acto, sus reticencias son menores... ¿consigue olvidar sus principios y entregarse a los placeres carnales?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante todo felicitar al autor de este blog alternativo y de calidad, de los que se echan en falta.
Sobre la película "Perros de Paja" no tengo si no que suscribir por entero el artículo y, por ampliar el análisis, hacer una breve alusión a tres cuestiones complementarias.
En primer lugar, la película deja un buen sabor de boca, no engaña al telespectador, porque la intensidad va en aumento durante todo el film y nos encontramos con un producto redondo, bien estructurado, con un final más que aceptable, algo a lo que ultimamente no estoy muy acostumbrado.
Como segunda cuestión, a criticar unos personajes demasiado estereotipados, que si bien los sitúa a cada uno en uno en su sitio en la película, tal vez sería de agradecer mayores matices en los mismos.
Por último, decir que el telespectador a medida que avanza la película se identifica fácilmente con el protagonista, primero algo lejano su falta de espíritu combativo con los personajes grotescos que rondan su casa, pero poco a poco encandila ese actuar impasible y efectivo, medido perfectamente y que es clave de para que en ese trepidante final consiga sus propósitos.